sábado, 3 de marzo de 2018

Recuerdos de PET/PLAY


Decidimos encontrarnos en el Sur, porque así sería medio camino para ambos, y aunque tengo la costumbre de ir en avión a cualquier lugar que este a más de 7 horas de donde estoy, en esa oportunidad no hubo más remedio que soportar las 16 horas de viaje con aplomo, paciencia y muchos deseos de tenerte.
Tener una “gatita” siempre es una experiencia adorable, en ella se combina tanto lo sexy como lo delicado y comprometido que es tener una mascota, tu no fuiste la excepción, y cumpliste cada una de tus reglas:
• En privado siempre desnuda
• Ronronear para pedir atención (mimos, alimento, miradas)
• El desplazamiento es a cuatro patas.
• Si necesitas caricias, las pides sobando tu espalda en mí.
• Mientras trabajo, te acuestas a mis pies.
• Subes a la cama solo cuando te lo ordeno.
• Yo te baño.
• Yo te cepillo el cabello.
Dentro del Pet/Play es importante prestar atención a los detalles, por eso me gustaba verte divertirte en la cama con algún “juguete” o como concentrabas la atención y la mirada en busca de mimos, los cuales cada vez que terminaba de trabajar se concretaban en estar dentro de ti cogiéndote de los cabellos, mordiéndote la nuca, mientras me regalabas esos sonidos entre gruñidos y pequeños gritos que silenciaban todo lo demás en nuestro piso.
Fuiste una minina aplicada, dentro y fuera de casa, los paseos eran divinos, desde que me dejabas vestirte con pantaloncitos muy cortos que dejaban ver tus torneadas piernas y esa colita redonda y bella tuya, siguiendo con la manera en que me ayudabas a escandalizar a los transeúntes, que, ante nuestra poca vergüenza en boca y manos, ponían cara de: “que hace esa jovencita con ese señor”.
En nuestro viaje tome cosas de ti que nadie antes había tomado, ese tipo de cosas siempre se recuerdan, como recuerdo tu sonrisa, tus ronroneos, tu piel marcada y roja, el collar de gatita que aún conservas en algún cajón escondido, o nuestra despedida tomándote por detrás aun sabiendo que ya teníamos compañía en la habitación de al lado.
Tener una “gatita” siempre es una experiencia adorable
Tacna siempre tendrá sabor a ti.


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